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Aunque había que reconocer que esta era empresa harto complicada. El próximo sábado, ante el Betis en Carranza, vuelve la liga del Cádiz, y ahí es donde los amarillos deben dar el do de pecho. Jugando como hoy y con una afición entregada como la de hace siete días, la permanencia es más que posible.
Y es que el equipo menos goleador de Primera consiguió hacerle hoy tres tantos a todo un Valencia en su estadio, lo que da una clara idea del cambio tan drástico que ha experimentado este equipo, y que da motivos más que sobrados para seguir manteniendo la fe.
Mucho se ha hablado esta semana de los posibles cambios que tanto Espárrago como Quique Sánchez Flores iban a introducir en sus onces y esquemas. Toda una batalla dialéctica por tratar de confundir al contrario, ocultando datos, mostrando otros que quizá fueran falsos, cerrando las puertas a las cámaras en las sesiones preparatorias…Todo el trabajo de toda una semana de los dos equipos, en lo que a la táctica se refiere, a la basura en apenas 120 segundos.
Eso fue lo que tardó Villa en reaparecer y aprovechar un error en cadena de la zaga amarilla para cabecear a placer el 1-0. El Valencia venía de una racha de seis jornadas sin ganar, y seguramente el paso de los minutos sin marcar al penúltimo clasificado habría revuelto las cosas, el terreno perfecto que quería el técnico uruguayo para pescar. Toda esa supuesta presión se la quitó de un zarpazo el cuadro che, con el tanto del asturiano. Pero sólo de forma momentánea.
Y es que cualquier aficionado que hubiera seguido la trayectoria cadista en los partidos anteriores al duelo ante el Atlético de Madrid se habría venido abajo pensando que los visitantes serían engullidos por las circunstancias, la entidad del rival, el campo…Pero eso era antes. El espíritu de Carranza de hace siete días volvió a relucir hoy. Saliendo a la contra (los locales continuaron atacando, aunque quizás pensando que iban a conseguir una victoria fácil, a tenor de cómo habían empezado las cosas), los de Espárrago ya avisaron en un par de lances, y cumplieron su amenaza en el minuto 12. Saque de falta espléndido de Lucas Lobos, Sesma, tremendamente activo (a punto estuvo de marcar en una acción anterior) peina, Cañizares detiene como puede pero Enrique, que andaba por allí, se tira con todo y con la zurda, la manda a las mallas. Que locura de encuentro, y no llevamos ni un cuarto de hora.
El Valencia entiende que este Cádiz viene con piel de cordero, y que no es una comparsa, y se pone las pilas. Hace sufrir a la zaga andaluza, y aprovechando la inmensa calidad de sus hombres de arriba, fabrica otra ocasión que casi se convierte en el 2-1. El disparo de Angulo pega en la cepa del poste. No hay tiempo para respirar.
Los visitantes siguen a lo suyo. Ponen el miedo en el cuerpo a los presentes en cada contra, en cada robo que se produce en la medular. Y no son uno ni dos, son varios. La escuadra naranja se empieza a dar cuenta de que aunque llegue a puerta, este choque tiene trampa, esto no era la perita en dulce que la clasificación podía hacer pensar. Ahora sí Mestalla empieza a enfadarse, viendo que con el paso de los minutos el buen juego inicial se va diluyendo, dejando paso a un atasco cada vez más evidente.
El ecuador de la primera mitad trae algo de tranquilidad al duelo, que mantiene el mismo guión desde el empate. Posesión e iniciativa para los locales, aunque de forma totalmente teatral, ya que no le vale a los de Flores para tener profundidad. Al contrario, demasiados pases atrás que terminan por hacer explotar a la parroquia local (que dedicó una sonora pita a sus futbolistas), sobre todo tras dos ocasiones claras para los visitantes que a punto estuvieron de llevar el 1-2 al electrónico: un tiro de Lucas Lobos, en el que el argentino estaba totalmente solo y con todo el tiempo para pensar, chutó demasiado desviado, y una contra espectacular de Enrique que le puso el gol a Sesma, pero el canario no llegó por milímetros.
Cuando peor andaban las cosas para el conjunto de Quique, una genialidad de Aimar desniveló la balanza. El menudo mediapunta ha dado muchísimos puntos a los suyos con su calidad, y hoy volvió a hacer lo mismo. Su pase al primer toque desde el aire dejó completamente solo a Angulo, que con una buena vaselina salvó la salida de Limia. El fútbol ejecutaba con dureza una de sus máximas, aquella que dice que la calidad individual decide partidos.
En apenas un suspiro, el Cádiz veía como su excelente partido en una de las plazas más complicadas de Primera se iba al traste. Al poco del 2-1, Angulo, el autor del mismo, botó una falta con efecto con suma maestría, y en el segundo palo, libre de marca, aparecía el central David Navarro para cabecear, de forma poco ortodoxa pero efectiva, el tercero de la tarde. Un destello de calidad y otro error defensivo enmascaraban un gran encuentro del cuadro amarillo y los apuros de los naranjas, que sólo unos minutos antes habían sido muy protestados por sus fieles. El colegiado terminó de sumarse a la fiesta che, dejando sin señalar un penalti sobre Sesma, al trabarle Moretti en su intento por rematar a puerta. Esta acción ponía punto y final a una primera parte que apenas dejó respiro alguno.
El Cádiz saltó al campo en la segunda parte con voluntad de intentar complicar las cosas a su rival, y sin dar el choque por perdido, pero la lógica se terminó imponiendo. Como decimos, se respiraba tensión en el entorno valencianista, tras una semana complicada y una racha de seis partidos sin ganar, pero con una ventaja de dos goles, los de Mestalla sacaron sus mejores cualidades, esas que les llevaron a incluso ser alternativa en el título al Barcelona, y eso es mucho. Los visitantes se entregaron y vaciaron, pero no pudieron evitar la diferencia técnica entre ambos contendientes, sobre todo a la hora de defender.
Así llegó el cuarto gol local, aprovechando Aimar nuevamente un hueco en la banda derecha, para empezar a construir una jugada que terminó con un pase de la muerte a Angulo, que no desaprovechó, haciendo el segundo de su cuenta particular. Definitivamente la cuestión sobre quien se iba a quedar con los puntos quedaba resuelta con el 4-1.
Se relajó tanto el cuadro local, que permitió a los visitantes acercarse en el marcador. Sesma recortaba distancias en el minuto 65, en un cabezazo impecable tras una falta ejecutada de forma impecable por Enrique. Lo que pudo convertirse en el inicio de la remontada se quedó en papel mojado en la siguiente jugada. Otra vez Aimar reventó la defensa cadista, aunque bien es cierto que el pase del ex de River Plate lo recibió Regueiro en claro fuera de juego. El uruguayo cedió a Villa para que este asturiano hiciera también doblete. El Cádiz concedía excesivas facilidades en defensa a un conjunto que tiene la suerte de tener tanta artillería.
El partido parecía estar muerto, pero muy poco le faltó al Cádiz para resucitarlo. Sesma hizo un gol de bandera en un golpe franco directo, y el Valencia, algo aturdido por un golpe que no esperaba, por poco no encaja el cuarto en una contra eléctrica de Enrique que quiso ceder a Sesma, pero con el que no pudo conectar. No se conformaban los visitantes, sin nada que perder ya. Al poco una jugada similar, con los mismos protagonistas aunque en papeles cambiados: gran pase en profundidad de Oli que habilita a Sesma. El canario corre hasta la línea de cal y cede atrás, pero a Enrique le faltan dos milímetros de uña para poner Mestalla a temblar.
El milagro no pudo completarse, pero el partido que jugaron hoy los jugadores amarillos merecían ser felicitados uno a uno por su gran partido y despliegue, sin perder la cara a todo un Valencia que por momentos, parecía que iba a conseguir una goleada histórica. Hay que quedarse sin duda con el viraje de este equipo en el plano ofensivo, que promete mucha guerra en la recta final de liga.