Con ello, la secretaría técnica buscaba un revulsivo para el filial, ya que la trayectoria hasta entonces del segundo equipo cadista no había sido del todo satisfactoria. Pero lo cierto es que, si atendemos a los resultados y al juego e imagen del equipo, por desgracia, Jose Alba no ha dado el rendimiento que se esperaba. En 15 partidos de liga, consiguió dos triunfos, seis empates y siete derrotas, obteniendo así un total de doce puntos de 45 posibles.
No deja de ser curioso que durante la corta etapa del chiclanero en el banquillo del filial, éste haya obtenido mejores resultados contra rivales que pelean por ascender (como fueron la victoria en el feudo del Betis B, así como los empates a domicilio ante Racing Portuense o Los Barrios), mientras que se daba importantes batacazos contra rivales directos (como lo fue la derrota ante el Coria o el empate del sábado ante el Cartaya en Carranza).
Desde estos mismos instantes, el encargado de obrar el milagro de la permanencia es Antonio Calderón, que a la vez que estamos escribiendo estas líneas, ya se ha puesto a trabajar con su nueva plantilla. El gaditano, que ha realizado una temporada más que notable en el banquillo del juvenil, tratará de imponer su estilo basado en una gran profesionalidad y un buen orden táctico, y que esa sea la receta que mitigue los problemas del Cádiz B.
Este ascenso dentro de la jerarquía provocará un efecto dominó, ya que Juan Carlos Quirós, al frente del Balón Juvenil durante tres temporadas, pasa a hacerse cargo del División de Honor, y finalmente, Jesús Casas, hasta hoy segundo en el Cádiz B (tanto con Herrera como con Alba) dirigirá los último cuatro partidos del Balón Juvenil.
