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Todo tiene relación en esta vida. O sea, que no se lleven las manos a la cabeza con este titulo columnístico del que les habla, que al final verán que algo de razón tengo. Si digo que Víctor Espárrago es un señor como la copa de un pino no descubro la pólvora. Es algo demostrable, sujeto a análisis objetivo. Primero, por su trayectoria. Segundo, por su carácter. Y tercero, por su don de contagio, por su facilidad a la hora de transmitir. Los jugadores le admiran, y le respetan. Su palabra va a misa y pocos le discuten. Y es normal. Porque los números y los hechos le avalan. Y lo digo con ascensos y éxitos al margen. Les expongo el día a día, el trato con los jugadores, que es exquisito y que aplauden todos ellos como uno de los referentes del carácter del uruguayo.
Manolo Villa, ahora entrenador del Algeciras y célebre jugador cadista, me comentaba hace algunos días lo siguiente; “Víctor me enseñó algo que yo, cuando era jugador, no veía evidente. Y esto era el valor de la familia. Siempre me recordó que el fútbol era un modo de vida, pero que para estar ahí al 100% lo primero esa asimilar en su justa medida la situación familiar. Para él, primero había que estar bien con tu gente, y a partir de ahí la fortuna del fútbol rodaba sola”. Este es un ejemplo de lo que hace Espárrago en el vestuario. Cuida el lado humano hasta la saciedad, por encima de otros detalles. Por eso gusta de hombres centrados, maduros, con experiencia, familiares y sin rollitos extraños. Por eso no casa con jugadores de extraños ambientes, ustedes ya me entienden.
Al final, todo tiene relación. Juego limpio, la principal divisa del uruguayo. Pero no lo es por motivos religiosos, ni por convicciones morales. Es una máxima de contenido técnico. El jugador no está concentrado si se pasa todo el partido maldiciendo al árbitro. Por eso penaliza a quien se cuela. Odia las tarjetas por protestar. Y da ejemplo. Desde que regresó al Cádiz, ni él ni nadie de su equipo técnico, utillero y médicos incluido, han recibido nunca una tarjeta en el banquillo. Es como el hombre blanco de Colón. La limpieza ante todo, y por encima de todo. Y esto tiene premio. Ya lo saben.
La UEFA es posible. Porque el juego limpio tiene premio. Evidentemente, desde el Cádiz no se contempla esta posibilidad como necesaria, ni se hacen cuentas para llegar al final a este objetivo. Pero a nadie le amarga un dulce. Si se queda por delante en esta clasificación, se entra el sorteo a nivel europeo y, quien sabe, lo mismo acabamos como los más limpitos de la Liga y al final la fortuna nos sonríe con el titulo del ‘Fair Play’. El Mainz 05 ya ha disfrutado de la competición continental en la previa de este año por ser ‘muy buenecito’ en el campo. El Rayo ya se llevó tan tremendo premio en la 00/01. Un trofeo a la deportividad auspiciada por Don Víctor Espárrago. El hombre blanco de Colón.
Álvaro Rivero; Delegado provincial AS en Cádiz