Sin embargo, fueron los de Claudio Ranieri (que, al igual que Caparrós, introdujo algunos cambios con respecto a lo visto en las semfinales de anteriores días) los que comenzaron dominando el partido, manteniendo siempre el control del esférico y la posesión del mismo. El Sevilla no encontraba su sitio y lo pasó realmente mal durante el primer cuarto de encuentro. Angulo vio como se le anulaba un gol y Rufete, aprovechando un error defensivo del joven Puerta, mandó un fuerte disparo a Notario que a punto estuvo de significar el primer tanto del encuentro. No obstante, el Sevilla también dispuso de oportunidades, como el cabezazo que tuvo el canterano Pablo (central, no confundir con el delantero cadista cedido a la entidad blanca durante esta temporada) en un córner.
En el minuto 22 se desniveló el partido gracias al gol, como no, de Baptista. El brasileño pescó un rechace de Palop a potente disparo de Alves, y por supuesto no desaprovechó el regalo. Fue así como llegó el 1-0. Sin embargo el equipo che no se amilanó y de la mano de Baraja, que hizo de motor de los levantinos, se echaron hacia delante buscando el tanto de la igualada. Angulo se erigió en protagonista y fue el que disfrutó de las mejores ocasiones para hacer el empate. En el minuto 27 ya avisó de sus intenciones: Xisco le ponía un balón medido y el delantero cabeceó, encontrándose con un paradón espectacular de Notario.
Nueve minutos más tarde los mismos protagonistas se cambiaron los papeles: tiro raso de Xisco que el exguardameta del Granada no detiene, dejándolo muerto para Angulo, que emulando a Baptista, lo recoge y lo remacha al fondo de la red, llevando el 1-1 al marcador de Bahía Sur. No hubo nada más que destacar antes del descanso.
El descanso le vino de perlas a los sevillanos, que poco a poco fueron ganando terreno e imponiéndose en la parcela ancha. El partido se puso algo bronco y se vieron algunas entradas demasiado duras para tratarse de un partido de pretemporada. El central argentino Pellegrino tuvo una magnífica ocasión para consumar la remontada che en el minuto 58, pero su cabezazo se fue fuera por poco. Lo mismo le ocurrió a Baptista poco más tarde, en una sensacional galopada en la que fue sorteando a varios contrarios, pero que no pudo culminar con un buen disparo y el gol.
El partido iba avanzando y conforme pasaban los minutos se veía que aquel que hiciera un gol, se llevaría el partido y el Trofeo. Nadie quería ir a los penalties. Y fue el Sevilla quien se llevó el gato al agua. En el minuto 73 Jordi tiró a puerta, Notario despejó, y Fernando Sales, atento, cazó el rechace (los tres goles llegaron tras despejes de los arqueros) y lo ajustó de forma magistral a la base del palo largo. Notario no pudo hacer nada.
En los últimos minutos se incrementó la dureza del juego, e incluso fue expulsado Carboni, reflejo de la impotencia del equipo valencianista, que nada pudo hacer tras el 2-1 que otorgaba el Trofeo al equipo de Caparrós, que fuera primer ganador del mismo.
