Mágico González y Pepe Mejías fueron grandes jugadores, dando enormes tardes de fútbol durante sus trayectorias como cadistas, pero también tuvieron su “lado oscuro”, momentos de “chicos malos”.
Hablar de Mágico González y de Pepe Mejías es hablar de dos auténticos mitos del cadismo, de quizás los jugadores con más clase que han portado el escudo de Hércules y los leones. Pero a largo de sus carreras no todo han sido éxitos y grandes tardes de fútbol, como humanos que son, también han tenido su lado oscuro y de sombras, habiéndose visto envueltos en alguna que otra polémica, muy especialmente el salvadoreño.
En el caso de Mágico, se han publicado muchas historias y anécdotas en artículos, libros y sobre todo en redes sociales, pero la gran mayoría de ellas nada tienen que ver con la realidad, son puras leyendas. Leyendas que han dado lugar a un mito, el mito de Mágico González. Pero ya en el terreno de la realidad tenemos que trasladarnos al 5 de octubre de 1982 para encontrar un episodio de ese “lado oscuro” que hablábamos anteriormente.
Corría la temporada 1982/83, el Cádiz CF había descendido de Primera División. Pese a ello, el presidente Manuel de Irigoyen sigue encomendando la dirección técnica desde el banquillo al yugoslavo Dragoljud Milosevic y mantiene toda la confianza en el grupo de jóvenes canteranos que lograron el épico ascenso en Elche dos años atrás. Para poner la guinda al plantel el gerente Camilo Liz incorpora al plantel a un flaco y destartalado jugador salvadoreño, Jorge González, el cual pasará a la leyenda del cadismo como “Mágico” González. La clase y calidad técnica del jugador y especialmente su forma de entender el fútbol no tardan en causar sensación, ganándose rápidamente el aplauso y el corazón del cadismo. Su juego iba mucho más allá de lo que normalmente se podía encontrar en un terreno de juego. Pero pronto se ve también su “lado oscuro”: falta a los entrenamientos, llega tarde a los viajes, no da todo en los entrenamientos, etc.
Dado su buen entendimiento con el Mago, Milosevic encomienda a Mejías su tutela. El yugoslavo sabe que si con alguien va trabajar el salvadoreño, es precisamente con Pepe Mejías. Por ello, en todos los ejercicios físicos de los entrenamientos, el emparejamiento de los dos grandes mitos del cadismo es algo más que habitual. Pero frecuentemente, el salvadoreño con sus pocas ganas de realizar actividad física sin balón, arrastra al bueno de Pepe a saltarse muchos ejercicios del entrenamiento diario.
De un modo imprevisto el equipo tiene un mal comienzo de campeonato. Las miradas se centran, como no podía ser de otra manera, en la figura del entrenador. Milosevic toma conciencia de que realmente el joven plantel se le puede ir de las manos y emprende serias medidas correctoras para enderezar el rumbo.
Aquella mañana del 5 de octubre, en un entrenamiento en la playa Victoria, algo habitual en aquella época, el yugoslavo expulsa del mismo al Mago y Mejías (que acaba de ser convocado para la Selección Española sub–21) por falta de rendimiento. El técnico se muestra tajante: “En el Cádiz quien no trabaje a tope, sobra. Porque es un mal ejemplo y obligan a sus compañeros a un mayor esfuerzo”. Los jugadores, si bien en un principio no reconocen los hechos, con posterioridad admiten su culpabilidad y lejos de discutir la sanción, aplauden la misma y reconocen sus errores.
Aquel mismo día en la reunión semanal de la Junta Directiva, se trata el incidente acaecido por la mañana, mostrándole el total apoyo al técnico cadista y dictaminando una sanción a ambos jugadores por un importe de cincuenta mil pesetas.
Con la espada de Damocles sobre su cabeza, Milosevic consigue enderezar el rumbo del equipo en las siguientes jornadas y apaciguar los ánimos de la afición, que se muestra muy crítica con la actitud de los jugadores.
APUNTES HISTÓRICOS_ por Juan Sevilla, Área de Historia Cádiz CF
