Después de nada menos que sesenta y siete años de vida, el Cádiz CF lograba en la temporada 1976/77 ascender por primera vez en su historia a la máxima categoría de nuestro fútbol nacional.
En julio de 1976 había logrado acceder a la presidencia del club, Manuel de Diego Moreno. El conocido industrial gaditano había conseguido hacer su sueño realidad al tercer intento. De Diego carecía de experiencia en el mundo del balompié. Siguiendo el consejo del periodista radiofónico José María García, con quién había entablado lazos de amistad, contrató a Enrique Mateos como nuevo entrenador. El popular “Fifirichi”, concuñado de Luis del Sol, y con excelente trayectoria como jugador en el Real Madrid, Sevilla CF y Real Betis, podía crear en principio alguna duda de su capacidad para el puesto, debido a su escasa experiencia al haber dirigido solamente a equipos modestos de la capital.
La trayectoria del Cádiz CF en el campeonato fue de menos a más. Los inicios fueron titubeantes, pero con el paso de las jornadas el equipo se fue asentando en la zona alta de la clasificación. Pero el mayor problema radicaba en el fuerte carácter del presidente y de su entrenador. Como muestra, siempre en boca del propio De Diego, tras perder en casa ante el líder Sporting de Gijón (1-5), bajó al vestuario muy enfadado. Mateos le dijo que él tenía mucho dinero y relojes, en referencia de alguna petición económica extra. Entonces cogió su reloj de oro y se lo revoleó… exclamando: “Si tenéis cojones, vais a tener uno como éste”.
La situación del Cádiz era excelente en la clasificación, afianzado en puestos de ascenso, pero esa derrota le hizo entrar en un bache de resultados que pusieron en riesgo las aspiraciones de ascenso. Mucho se habló en los medios nacionales, con graves acusaciones al presidente, de entregar maletines con la intención de comprar árbitros. Con su locuacidad y sinceridad, De Diego reconoció que le engañaron con la presunta compra de un partido vital en Granada. Resulta que le pidieron 500.000 ptas. por la victoria. La contraseña que todo estaba arreglado era que el trencilla debería de amonestar al número siete durante la primera parte y al nueve en la segunda. Pero nada de eso ocurrió. El Cádiz ganó con todo merecimiento gracias a un gol de Mané y retomó el rumbo al ascenso. Lógicamente reclamó el dinero entregado a la persona que le engañó, pero ésta incluso le denunció en el Juzgado, donde De Diego salió absuelto.
En la penúltima jornada, en la visita al Getafe, volvió la polémica. El árbitro y el portero local Cervantes, ex jugador del propio Cádiz, fueron sustituidos. El Cádiz logró empatar y depender de sí mismo para lograr el ascenso. El éxtasis llegó aquella tarde del 5 de junio de 1977 cuando se derrotó al Tarrasa (2-0) gracias a los goles de Manolo Villalba y Antolín Ortega.
A partir del pitido final llegaron las celebraciones, primero en el vestuario regadas con cava donado por Antonio Martín de Mora, y posteriormente en cada rincón de la ciudad, donde los aficionados dieron rienda suelta a la euforia con la satisfacción que por fin… el Cádiz era de Primera.
Área de Historia: Juan A. Lebrero.
Fuente: Diario de Cádiz 05/06/2002.
