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Historia

Reseña Histórica: Apodos de jugadores cadistas

Manuel Granado, del Área de Historia, nos recuerda el sobrenombre de algunos futbolistas que han vestido la camiseta amarilla

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El Área de Historia del Cádiz Club de Fútbol nos muestra en esa ocasión algo que siempre ha sido habitual: que a muchos jugadores se le conociese por un apodo o sobrenombre, algunos muy curiosos. En el Cádiz CF tenemos una extensa galería.

En el fútbol actual es bastante normal que algunos jugadores se conozcan por su nombre y apellido. A algunos casi les falta espalda para serigrafiarlo en la camiseta. Hace unas décadas, los nombres, que no se ponían en la camiseta, eran mucho más simples, bastaba con el nombre de pila o el apellido, rara vez los dos juntos. Y si había coincidencias, pues se diferenciaban con números romanos. En este sentido, en la temporada 1962/63 coincidieron en el Cádiz tres García, diferenciados como García I, García II y García III, quien pasó a ser conocido con el apodo del “Tres Palitos”. 

En la gama de apodos son muy recurrentes los referidos a animales, asociados al jugador por una característica de su juego, una peculiaridad física o heredado de algún progenitor: En el Cádiz hemos tenido un “Búfalo” (Crespín), un “Pitbull” (Velázquez), un “Chivo” (Pavoni), un “Toro” (Acuña), un “Gato” (Antonio Jesús Ramos), un “Cuervo” (Gustavo López), un “Pájaro” (Toedtli) o un “Tiburón” (Negredo). Ah, y ¡un “Bicho”! (Bezares). Y hasta un “Lobo”, aunque en este caso no era un apodo, sino el apellido de Lucas. También tuvimos un “Pollito” (Roldán), pero no era su único apodo, pues “Roldán” también lo era, ya que su nombre era Ramón Blanco Jiménez y lo de “Roldán” le venía por el segundo apellido de su padre, que tampoco era “Roldán”, sino “Rondán”. Se podría también incluir al “Choco” (Lozano), si bien su origen no es del animal, sino heredado de su hermano, al que apodaban “Chocolate”. 

Enlazando con un motivo familiar, también encontramos casos significativos, como “Pilongo”, por el nombre de la panadería donde trabajaba su padre; o “Arteaga” (Moisés García Fernández), llamado así por el segundo apellido de su padre. Y sucedió algo parecido con “Lucas” (Juan Rodríguez Pérez), llamado así por su abuelo. También llevaban un recuerdo familiar, Dieguito, “el de la Margara”; o Juanito “Mariana”, apodo que le viene de su abuela”, y al que también se le apodó “Niño de Oro”. Otro apodo que recuerda su origen fue el de “Arica” Hurtado, en este caso por el lugar donde nació. 

Otros recibieron un apodo por alguna característica física, como “Negro” Cabrera, “Mr. Proper” (Dertycia), “Tubo” Fernández, “Indio” Vázquez, José Luis el “Moro”, “Sandokan” Juan José, “Chino” Moreno, “Chino” Zárate, “Perla Negra” o “Patitas” Mosquera, “Tarzán” Migueli o “Mortadelo” Mirosavljevic. Y, cómo no, Álvaro Cervera, “El Gafa”. Curioso también lo de “Pacha” Espino, apodado así por su parecido con un jugador argentino de los sesenta llamado Pachamé. Y otros recibieron el apodo por su carácter y personalidad en el terreno de juego, como “Papi” Delgado, “Cacique” Medina, Airam “Comandante” Cabrera, “Supermán” Garrido o “Titán” Fali. En este caso podría citarse al portero “Conan” Ledesma, pero sobran las comillas, pues Conan no es apodo, sino su verdadero nombre. También encontramos apodos por sus cualidades y condiciones deportivas, como “Niño del Levante” (Bolea), “Bicicleta” Soriano, “Súper” Paco, “Mano Dura” Jesús, “Beckenbauer de la Bahía” (Carmelo), “Monstruo” Mané o “Mágico” González. O por la forma de celebrar los goles, teniendo hasta cuatro “Arqueros”: Kiko, Medina, Güiza y Álex Fernández. 

Algunos tienen alguna referencia cariñosa y familiar de su nombre, como “Mami” Quevedo, “Chico” Linares, “Tano” Vela, “Punchi” Del Castillo (“Kunsito”), “Vato” Haroyan o “Iza” Carcelén. Otros apodos memorables son el de Espinosa de los Monteros, apodado “El Trece”, que deslumbró en los años ’30; o el ya citado “tres Palitos”.

Apuntes históricos: Manuel Granado.