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Reseña histórica: Alfonso, ‘El Fiebre’

Juan Sevilla, miembro del Área de Historia del CCF, nos recuerda la figura de Alfonso Torrejón, “El Fiebre”. Un tipo muy singular y leal empleado del club

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Alfonso Torrejón Jurado nace en Cádiz un 11 de noviembre de 1931. Desde muy pequeño Alfonso fue un gran aficionado cadista. Se ganaba la vida trabajando en la estiba del pescado en el muelle pesquero de Cádiz. Como gran cadista que era siempre presumía de su cadismo y buscaba hacer socios cadista a gente de su entorno del muelle.

A finales de los años 60, gracias a su amistad con el presidente Francisco Márquez Veiga y sobre todo con el directivo Manuel Díaz Aguazo, quién le puso el apodo del “El Fiebre” por su singular modo de vivir el cadismo, comienza a colaborar con la entidad para llevar cartas, papeles y encargos que el club precisaba, posteriormente llevó a cabo otras funciones como el reparto de carteles de los partidos del Cádiz a bordo de su ciclomotor.

Todos los días, después de realizar su labores profesionales, se disponía a prestar sus servicios en la sede social del club amarillo, siempre de un modo desinteresado, movido sólo por su cadismo. Así durante años, hasta que un día el presidente de entonces, José Antonio Gutiérrez Trueba, decide incluirlo en la nómina del club como empleado colaborador, asignándole una pequeña renumeración.

En su casa olía a cadismo por todas partes, todo estaba pintado de amarillo y azul. Su mujer se quejaba de ello, y se lo permitía, pero lo que nunca le aceptó es que cambiara las cortinas del dormitorio por unas amarillas y azules como era el deseo de Alfonso.

Antológica su opinión sobre el cartel del Trofeo Carranza de 1999, al declarar en Canal Sur televisión: “Es muy feo, pero por eso dentro de muchos años la gente seguirá acordándose de él”.

Tras su jubilación en el muelle pesquero se dedicó por completo a prestar sus servicios a la entidad amarilla, así hasta un 22 de febrero de 2002, cuando en el mismo estadio Carranza, en un partido con el Almería, se sintió indispuesto. Fue evacuado al Hospital gaditano “Puerta del Mar” donde se le diagnosticó un infarto cerebral, que le tuvo hospitalizado hasta el 17 de mayo de aquel mismo año en que nos dejó para marcharse allá arriba, dispuesto a hacer más socios cadista en los cielos, desde donde sigue a su equipo del corazón.

Para Alfonso existían tres pasiones en este mundo, su mujer e hijas, el Cádiz y sus amigos.

 

APUNTES HISTÓRICOS_ por Juan Sevilla,  Área de Historia Cádiz CF