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Reseña histórica: Manifestación por un presidente

El Área de Historia nos recuerda la situación política de finales del 75 e inicios de 76 y su extrapolación al Cádiz CF

Tras la muerte del dictador, en noviembre de 1975, España vive una situación política y social bastante convulsa. Se producen las primeras manifestaciones y protestas populares. Pero no todos los esfuerzos se gastan en cuestiones políticas. En el verano de 1976, el cadismo tiene una preocupación añadida: su equipo de fútbol, su Cádiz. 

Tras la dimisión en 1970 de Francisco Márquez Veiga como presidente del Cádiz CF, se convocan elecciones, siendo elegido el joven abogado José Antonio Gutiérrez Trueba. Pese a mantener la línea de saneamiento económico de su predecesor, el nuevo presidente es un soplo de aire fresco, con arreigadas iniciativas, como la creación del Cádiz “B”, la figura del socio supernumerario o la adquisición de la finca de Cánovas del Castillo como sede del club. En lo deportivo también se produce una revitalización, sobre todo con el bienio de Balmanya, pese a no consumarse con el ascenso a Primera. 

Sin embargo, los entresijos del fútbol no agradan a Trueba, y mediada la temporada 1974/75, tras un partido jugado en Carranza contra el Sevilla, en el que se pierde por 0 a 1, con un arbitraje que perjudica claramente al Cádiz, y con serios altercados de orden público, tanto dentro como fuera del campo, Gutiérrez Trueba, asqueado del fútbol, presenta su dimisión irrevocable, que cae como jarro de agua fría en el cadismo, que lo considera vital para el futuro del club. 

Se celebran nuevas elecciones, saliendo elegido Vicente Alonso frente a Manuel de Diego. La temporada 1975/76 es muy mala, se está a punto de descender. Vicente Alonso presenta la dimisión y el club queda en una situación complicada de vacío de poder. En esta situación, el cadismo sueña con la reconsideración del Trueba, para continuar con su proyecto. 

El viernes 2 de julio de 1976 se publica en Diario de Cádiz una carta abierta donde se aboga por su vuelta. Comienza a circular el rumor de que un grupo de socios baraja la posibilidad de realizar una especie de manifestación para mostrarle todo el apoyo al expresidente y que vuelva a la presidencia. Cuando Trueba se entera de la que se está montando, interviene para persuadirlos, incluso hace un llamamiento público donde dice: 

“Si de verdad me estiman, desistan poner en práctica la marcha. Es todo lo que pido”. 

Pero todos sus esfuerzos de persuasión resultan infructuosos y el martes 6 de julio de 1976 más de mil cadistas se concentran a las ocho de la tarde en la sede del club, para iniciar la marcha, la “marcha amarilla”. Minutos después, la concentración se moviliza hasta el despacho particular de Trueba, en la calle San José. En estos tiempos, aún sin democracia, aquella masa humana era algo casi inédito y fuera de lo normal, no sabiéndose muy bien cómo podría acabar. La sociedad ni siquiera sabía qué era una manifestación, pero aquella masa de gente recorría las calles de Cádiz con absoluta normalidad. Cuando llegan a la puerta del despacho de Trueba, comienzan los primeros gritos de aclamación: “Trueba, Trueba, Trueba…” Al expresidente no le queda otra que salir, pero se limita a agradecer el apoyo y cariño mostrado e invitar a que se disuelvan, con el compromiso de meditar su decisión, pero sin prometer nada. 

Tres días después, Trueba manifestaría su decisión firme e irrevocable de no volver al Cádiz CF, aludiendo cuestiones laborales y familiares. Paradójicamente, será con el nuevo presidente, Manuel de Diego, que despertaba mucha desconfianza y pocas ilusiones, con quien se consiga el histórico primer ascenso a Primera. 

APUNTES HISTÓRICOS Manolo Granado, Área de Historia Cádiz CF