Si tuviéramos que elegir el elemento más simbólico y representativo del antiguo Estadio Carranza ese sin duda sería la emblemática Torre de Preferencia, todo un símbolo para el cadismo.
El 3 de septiembre de 1953, en un pleno extraordinario del Ayuntamiento, se aprueban los presupuestos para la construcción de un nuevo estadio de fútbol en Cádiz. Tan solo nueve meses después, mayo de 1954, se inicia la construcción. El proyecto constructivo es obra del acreditado Manuel Muñoz Monasterio, arquitecto de construcciones emblemáticas como el Estadio de Chamartín, en colaboración con el arquitecto municipal Manuel Fernández Pujol. Para emular al estadio madridista, destaca en el recinto deportivo una espectacular torre de 30 metros de altura, ubicada en la grada de Preferencia sobre la que se sitúa el marcador. Las instalaciones disponen de una pista de atletismo de 400 m. de longitud y otras infraestructuras deportivas, de ahí también que se le denominara popularmente a la torre del marcador, “Torre Olímpica”.
Un amistoso entre el Cádiz CF y el CF Barcelona fue el duelo inaugural del coliseo gaditano el 2 de septiembre de 1955, imponiéndose los azulgranas por 0-4. El primer gol que registra nuestra querida torre marcador lo consigue el delantero uruguayo Villaverde, el cual curiosamente dos años después anota también el primer gol oficial en el Camp Nou. Días después, el 11 de septiembre, nuestra torre señala el primer gol en partido oficial, lo logra desde el punto de penalti el delantero cadista Ayala I, en un Cádiz CF-Real Jaén de la primera jornada de Liga.
Durante 48 años la torre será testigo de goles de grandes figuras del fútbol mundial como Pelé, Di Stéfano, Eusebio, Gerd Müller, Puskas, …, y de goleadores cadistas como Baena, Machicha, Mágico González, Pepe y Salvi Mejias, …, hasta que en septiembre de 2003 llega la remodelación del vetusto estadio Carranza, derribándose en primer lugar la grada de Fondo Sur, para a continuación proceder también al derribo de la Preferencia. En la demolición de esta grada se deja para el final el emotivo derrumbe de nuestra querida torre, la cual no quiere marcharse sin dejar una anécdota más para la historia: la grúa traída para demolerla, dado que la torre no podía volarse desde abajo, sino ir siendo destruida desde arriba, no alcanza la cima de la misma y sus ataques son infructuosos. Gracias a ello la atalaya cadista es testigo aquel fin de semana del triunfo del Cádiz CF sobre el Rayo Vallecano, señalando su último gol, obra del cadista Jonathan Sesma. Será su último partido en pie.
Días después del fallido intento de derribo, una nueva máquina de mayor envergadura, tras esfuerzos notables, convierte en escombros un icono del cadismo, quedando para siempre en el recuerdo de todos los cadistas.
APUNTES HISTÓRICOS_ por Juan Sevilla, Área de Historia Cádiz CF
