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General

Sufrimiento hasta el final

Cualquiera que haya seguido mínimamente al Cádiz y le haya tenido un poco de afecto, sabrá que el club cadista es sufridor por naturaleza, y que pocas, muy pocas veces, los amarillos han conseguido sus metas de forma holgada. As&iacut

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Cualquiera que haya seguido mínimamente al Cádiz y le haya tenido un poco de afecto, sabrá que el club cadista es sufridor por naturaleza, y que pocas, muy pocas veces, los amarillos han conseguido sus metas de forma holgada. Así ocurrió hace dos años en el ascenso a la categoría de plata, y ahora, para subir a Primera, no iba a ser menos. El empate entre Recreativo y Eibar esta mañana abría las puertas a dejar casi sentenciado el ascenso, pero como otros rivales de la parte baja, el Ciudad de Murcia supo sacar un punto de Carranza. La ventaja por tanto con los perseguidores se mantiene, quedando una jornada menos. Lo negativo es que parece que ya sólo el Cádiz es alcanzable para onubenses y vizcaínos, dado que Celta y Alavés tienen ya pie y medio en la máxima categoría. Por tanto, el ascenso en Pontevedra se hace del todo imposible, y va a haber que sudar hasta el último día para poder celebrar. Tiempo al tiempo.

El encuentro comenzó con una sorpresa en la alineación inicial, y fue ver a Mirosalvjevic en la alineación inicial, en detrimento de Oli. Víctor Espárrago demostraba una vez más su veteranía, ya que durante la semana parecía claro que el ovetense sería una vez más de la partida, pero parece que el uruguayo, ante los problemas físicos que había sufrido el asturiano, se decidió por seguir su política de no forzar y aprovechar la profundidad del banquillo cadista.

El choque siguió la dinámica que cabía esperar y que ya adelantábamos en la previa. El Ciudad de Murcia cedió por completo la iniciativa a los locales. Manolo Pérez y sobre todo Pavoni manejaban el cuero en la medular, buscando en velocidad a la tripleta de delanteros amarillos. El argentino aparecía prácticamente en todas las jugadas, imprimiendo un ritmo endiablado al partido. Se veía que tras el empate entre Recre y Eibar, el Cádiz no quería dejar pasar la oportunidad de dejar el ascenso casi sentenciado.

Sin embargo, el Ciudad de Murcia también necesitaba los puntos, en su caso para eludir el descenso, y no estaba dispuesto a vender los puntos a precio de saldo. Como ya hicieran otros rivales como Murcia o Salamanca, los rojillos se atrincheraban atrás y esperaban a que el Cádiz se metiera en la olla para aprovechar los espacios dejados por la incorporación de los laterales y centrocampistas. Evidentemente la referencia en ataque para los de Álvarez era el jerezano Güiza, y aunque la posesión corría a cargo del equipo amarillo, las ocasiones las ponían los murcianos, eso sí, con disparos lejanos aunque contundentes.

El tiempo iba pasando y aunque la concentración en el bando gaditano era máxima, no se terminaba de conectar en el último pase. Ante la falta de fluidez, las mejores oportunidades llegaban a balón parado. Nenad tuvo sin duda la mejor opción en una volea cuando se rondaba la media hora de juego, pero el balón no entró por poco. Acto seguido el Ciudad ejecutó su acción preferida, contra eléctrica que terminó con otro disparo seco, pero ahí estaba Armando, que también jugaba. Como siempre, el vasco aparece poco pero cuando lo hace es siempre fundamental. Ovación para el de Sopelana.

Eran los minutos más intensos. A reglón seguido el colegiado se comió un claro penalti por manos en el área de los visitantes, lo que encrespó los ánimos del respetable. Aunque sin duda todos habrían cambiado esa acción por un posible tanto amarillo, que no llegó, con lo que hubo que irse al descanso con el resultado inicial. Las espaldas en todo lo alto para el segundo tiempo.

Éste empezó con los papeles totalmente cambiados. Ahora era el Ciudad quien atosigaba, y los locales los que tenían que defenderse atrás como gato panza arriba. Si no fuera por las gradas abarrotadas, cualquiera habría creído que el choque se desarrollaba en Murcia. Hasta tres ocasiones consecutivas acumuló la escuadra rojilla, aunque por fortuna para los locales, entre Armando y la zaga se emplearon a fondo para mantener su portería a cero.

El cuadro cadista necesitaba un revulsivo, y ese estaba en el banquillo. Espárrago dio entrada a Oli, lo que llevó la locura a la grada, esperando que el capitán revolucionara el partido. Además, Bezares sustituyó a Manolo Pérez, que hacía tiempo que no era la referencia en la medular. De esta forma, el uruguayo igualaba la contienda en el centro del campo. El viraje en el desarrollo del choque se notó enseguida. Al poco de que el asturiano y el linense entraran, el Cádiz disfrutó de su mejor ocasión hasta ese minuto. En un centro templado, Oli recibía en el área y remataba a puerta, pero el guardameta Jose Juan respondió con la parada de la tarde.

A partir de aquí el choque tuvo un compás de más tranquilidad. El Cádiz no terminaba de entrar en juego, y el Ciudad, una vez vistos los dientes al equipo local, decidió bajar un poco del pie del acelerador. El cuadro amarillo se dejaba la piel, pero no encontraba el camino para abrir el marcador. Nuevamente Oli estuvo a punto de hacer el 1-0 en el minuto 76. El remate del ovetense ya entraba cuando nuevamente Jose Juan sacaba una mano milagrosa, para decepción de las 20000 almas presentes en Cádiz. Alguno que otro llegó a cantar gol.

Los últimos minutos fueron de infarto. Lógicamente conforme se acercaba el minuto 90 era el Cádiz quien hacía todo el desgaste, mientras que el Ciudad de Murcia daba por bueno el punto. Los amarillos lo intentaron absolutamente todo, pero no había manera de llevar el esférico al fondo de las mallas. Con la expulsión de Dani Bautista, los rojillos ya definitivamente se centraron exclusivamente en sumar un valioso empate para ellos en una plaza difícil.