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EL DESIERTO DE LA SEGUNDA “B” (1994 – 2003)

La etapa en Segunda “B” se alargará durante nueve eternas temporadas. Un duro camino por el desierto. Durante la travesía hay altos y bajos, momentos de renacimiento, y hasta de euforia, y momentos donde se está al borde, una vez más, de la desaparición. La grandeza de este Club está muy por encima de éxitos deportivos, donde es fácil estar; la grandeza del Cádiz CF está en su fuerza interior, en su capacidad de resiliencia y en esa vitalidad que le hace sobreponerse a los peores momentos y salir, si cabe, fortalecido. Eso no es de Club Grande, es de CLUB MUY GRANDE.

La afición se reduce considerablemente, pero los pocos que quedan son infatigables y leales hasta las últimas consecuencias. En ellos radica buena parte de la fuerza de subsistencia del Club. Con su aliento y el buen hacer de jugadores como Férez, Zárate, Zafra, Duda, Palacios, Armando, Raúl López y muchos otros, el Cádiz CF alcanza a disputar la Liguilla de Ascenso en tres ocasiones: en la 1997/98, en la 2000/01 y en la 2002/03, siendo ésta, la tercera, con un entrenador gaditano, Jose González, cuando consigue auparse de nuevo a Segunda División. Antes, en 1995, el Cádiz CF está nuevamente cerca de su final. Los problemas económicos son acuciantes. El grupo inversor ya no invierte y en lugar de eso se declara la suspensión de pagos para que un grupo de cadistas, encabezados por Antonio Muñoz y Manuel García, puedan entenderse con los acreedores, reorganizar la sociedad y, en definitiva, empezar a gestionar el Cádiz desde Cádiz. 

En la temporada 1997/98 no se logra ascender por una derrota crucial por 2 a 1 el 14 de junio de 1998 en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid “B”, con unos siete mil cadistas en las gradas en un desplazamiento histórico. Antonio Muñoz es entonces el presidente de un Consejo de Administración que poco después anunciará la llegada de un nuevo grupo inversor, “ADA”, ligado al “Grupo Zeta”. El nuevo grupo invierte en jugadores de superior categoría como Armando, Duda, Benito, Loreto o Ljubojevic, entre otros, pero unos no responden, otros necesitaban más tiempo y alguno, como es el caso del serbobosnio, ni siquiera puede vestirse de amarillo para jugar en una categoría que no admitía extracomunitarios.

En el 2001, el Cádiz CF se proclama brillante campeón del Grupo IV de Segunda “B”. Es un año de graves problemas económicos, que siguen a la espantada protagonizada en verano por Rafael Mateo y los demás gestores de ADA. Carlos Orúe es entonces el responsable técnico de una plantilla, que se sobrepone a muchos meses de impago y a varios encierros en el vestuario, pero que acabará dejándose hasta el último aliento para salvarse a sí mismos y salvar a la entidad con un ascenso. Esto último no será posible, pero si llenan Carranza y motivan la vuelta de Antonio Muñoz. El rendimiento de aquel grupo fue extraordinario, pero en la fase de ascenso no podrán sobreponerse a la derrota inicial frente al Gimnàstic de Tarragona por 3 a 1.