En la temporada 1980/81, con el yugoslavo Dragoljub Milosevic recién llegado al banquillo cadista, se confecciona mirando la economía, el equipo más gaditano de la historia con jugadores de la cantera y de la provincia, salvo las excepciones puntuales de Dos Santos, Hugo Vaca, Zúñiga, Lalovic y Mane II. Con esta premisa es obvio decir que en un principio se aspiraba simplemente a la permanencia y poco más; tanto es así que durante la competición se estuvo ocupando plazas medias de la clasificación. Pero casi sin quererlo, en un buen final del campeonato llega la última jornada de liga.
24 de mayo, día de María Auxiliadora, día importante para la comunidad Salesiana, día importante para la historia del Cádiz. Aquel día de 1981 la expedición cadista `guardaba armas´ en el hotel `Ad Hoc´ de la playa de la Albufereta. En pocas horas debían afrontar un importante reto, un desafío harto complicado. El Elche partía con la importante ventaja de que el empate le valía para conseguir el gran premio del ascenso a Primera División. Los gaditanos no tenían otra alternativa, la victoria era su única vía posible.
El día antes, el guardameta Recio, junto a varios compañeros, expresaban en la prensa local su opinión sobre el partido. Todos manifestaban la dificultad del encuentro, pero eran optimistas de cara al resultado final, menos el citado portero que opinaba: “pienso que no se va a conseguir el ascenso porque el Elche se juega más que nosotros”. Milosevic, no se lo pensó y le dejó fuera de la convocatoria, al igual que a Ricardo Escobar. Esta decisión la aclaró con unas manifestaciones en prensa en las que argumentaba, “sólo viajan aquellos jugadores que están mentalizados para ganar. No podemos tener pesimistas en la expedición”.
Aquel día los expedicionarios habían desayunado leyendo la prensa local, en la que todo era euforia desmedida, con titulares como: “Ya estamos en Primera”, “Hoy es el día del ascenso”; y las propias declaraciones del técnico local, Evaristo Carrió, “vamos a ganar fácil”.
Llegó la hora de la partida. Todo la expedición gaditana se subió al autobús con el lógico pellizco en el estomago ante tan importante cita. Pero esto duró más bien poco, pronto el ánimo de los expedicionarios se elevó como la espuma gracias al popular Macarty, quién en unión del canterano Jesús “El Boina”, con grandes dotes de `hombre orquesta´, mantuvieron, con sus canciones carnavalescas, en todo lo alto el ánimo de los jugadores amarillos, insuflando moral suficiente para afrontar con total garantía el importante compromiso que tenían que encarar.
A la entrada de la ciudad de Elche, el autobús comenzó a notar retenciones de tráfico, pero en las cercanías al `Nuevo Estadio´ el atasco era ya monumental, provocado por la gran afluencia de público. Todo esto hizo que la expedición gaditana accediera al estadio ilicitano con tan sólo cuarenta y cinco minutos de antelación a la hora señalada como inicio del partido. Los cadistas pudieron contemplar abrumados el impresionante aspecto que presentaba el `Nuevo Estadio´, con el mayor lleno de la historia futbolística de la `Ciudad de las palmeras´, unos 65.000 espectadores.
Ya dentro de los vestuarios, Milosevic, haciendo relucir sus grandes dotes como psicólogo, tomó un balón, lo colocó sobre una camilla y abrió la puerta del vestuario para que el ensordecedor sonido ambiente llegara hasta sus pupilos, y les dijo: “veis, el balón no se mueve. Por mucho que griten los de ahí afuera, jamás podrán hacer mover el balón”. Mané al ver tantos niños para hacerse la foto con el equipo frangiverde exclamó, “estos van de ruina pura, pierden seguro...”.
El público prácticamente celebrando el ascenso. Pero contra todo pronóstico el Cádiz CF se alzaba con el triunfo por 1-2, con goles de Zúñiga y Pepe Mejías, consiguiéndose de este modo, contra todo pronóstico, el segundo ascenso a la Primera División. Con este ascenso se inicia un ciclo continuo de ascenso-descenso, de Segunda a Primera que da lugar al apelativo con el que se conoce al equipo, el “Submarino Amarillo”.
Área de Historia. Juan Sevilla.
